Los vampiros son así.
Vuelteros.
Solamente imaginate el cuidado del ataúd.
Hay que mantener limpia la mortaja y se
complica para lavarla y colgarla al sol.
La solución:
tener un esclavo o dos.
De acuerdo al presupuesto del vampiro.
Y hacerse una promesa, sin cruzar los dedos:
"a los esclavos no me los puedo comer"
Porque si se los come, vuelve al problema inicial,
que lo lleva a pagarle a uno o dos esclavos que se
ocupen de la higiene del sarcófago en cuestión.
Porque en el fondo, los vampiros, son limpitos
y les gusta el orden.
Y las estructuras.
Sino no habría estirpes y todo el mambo de pertenencia.
Hay que verlos, a la noche, salir de sus ataudcitos!
Se levantan en un sólo movimiento,
poniendo dura la pancita
(para no joder la espalda, diría mi amiga yoguica)
Salen como borrachitos y se largan a la noche.
Uno va, el otro viene y se juntan en algún punto.
Siempre.
Y se cuentan las mordidas.
Y ríen.
Los vampiros no son la muerte, son la vida eterna!