Mis reuniones son variadas.
A veces mixtas.
Otras
solo de brujas.
Como la de anoche.
Halloween.
Aquelarre.
Como la misma cosa.
Llegue al castillo
donde se realizaba
el encuentro
y me recibió
un corsario.
Eso me confundió:
miré los caballos
y en su idioma
les pregunté:
vieja, esta era la dirección?
Con un relincho de aprobación,
mis negros corceles
me relajaron.
Ante la buena onda,
le dí un abrazo al corsario,
que en la emoción
me levantó del piso,
mi cabeza solita pensó:
que bien que me sale levitar.
El corsario me soltó
y dejé de levitar al toke.
Voy a seguir intentando.
Luego comenzaron las libaciones
y los cotorreos.
Llegaron las vituayas
y siguieron los cotorreos.
No había botas ni dentro
ni fuera de los pantalones.
Hacía calor,
asi que seguimos libando.
El corsario se retiró
al cine
y no encontró la escena
que le dije,
para mi que vió otro film.
En un momento
las velas ardieron
y nos subimos a las escobas.
Dos se fueron en una super esport,
otra en una amarilla y negra
con una banderita roja,
que se apagó.
Y
las otras dos
volando,
como buenas brujas diplomadas.
La dueña del castillo
llamo a su corsario
y se retiraron a sus aposentos,
junto a uno,
que viene llegando!